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Drenaje De Un Absceso (AMF 2012) Paso A Paso

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SUAP Segovia
CS Casa del Barco. Valladolid
Resultado:
Introducción
Técnica de drenaje
Agua oxigenada.
Suero fisiológico.
Agujas de 25 G (s.c.) y 21 G (i.m.).
Anestésico native tipo mepivacaína.
Pinza de Kocher de mosquito.
Drenaje de látex silicona (tipo Penrose), gasa orillada.
Procedimiento
Lavado y desinfección de la zona: como en toda técnica de cirugía menor, debe comenzarse con el lavado de manos del personal que realizará el procedimiento, con la desinfección de la zona a tratar mediante el uso de povidona yodada, y la delimitación del campo con paños estériles.
Anestesia native de la zona (foto n. 1): se debe emplear un anestésico sin vasoconstrictor, pues este puede aumentar la necrosis de los tejidos infectados. El uso de anestesia local viene respaldado por numerosos estudios que avalan su empleo, no solo para eliminar el dolor de la propia incisión, sino también para reducir el dolor durante la fase de desbridamiento de la cavidad del absceso. Así, varios estudios5,6 han demostrado la utilidad de la inyección de anestesia local tanto en las capas
superficiales de la piel como en el interior del absceso. A pesar de ello, es posible que el desbridamiento posterior sea doloroso, pues este tejido está sometido a un medio ácido, que cut back parcialmente la eficacia de la anestesia.
Incisión (foto n. 2): debe realizarse en la zona de máxima fluctuación del absceso, que generalmente corresponde al centro de este. En el caso de que haya dudas, puede realizarse una punción y aspiración con aguja de 21 G hasta que se compruebe la salida del material purulento. Hay que evitar la zona de tejido inflamatorio circundante, muy vascularizado, para no producir un sangrado importante. La incisión debe ser amplia para garantizar la correcta y completa salida del pus. Y la zona de incisión debe protegerse con gasas de posibles proyecciones de materials purulento; también se recomienda el uso de gafas. Cuando comience a salir el materials purulento se puede ayudar con la compresión de la piel de alrededor (foto n. 3), dirigiendo la presión hacia la zona de incisión, evitando exprimir en sentido vertical al plano del absceso, pues se podría empujar el contenido de pus hacia planos profundos, lo que daría lugar al llamado efecto «reloj de arena», que dificultaría el drenaje completo.
Desbridamiento (fotos four y 5): se introducirá en la cavidad una pinza de Kocher, abriéndola y cerrándola en su inside en todas las direcciones, con el fin de romper los tabiques que se hayan podido formar y eliminar los restos de tejido necrótico y fibrina. El objetivo es que en el inside de la cavidad quede tejido lo más sano posible.
Lavado de la cavidad (foto n. 6): una vez desbridado, se debe lavar la cavidad con abundante suero fisiológico, que se inyectará con jeringa aplicando una ligera presión. Posteriormente, se lavará la cavidad con una mezcla al 50% de agua oxigenada y povidona yodada. El desbridamiento y el lavado con agua oxigenada y povidona yodada suelen ser los pasos más dolorosos del proceso, por lo que se debe advertir al paciente y respetar los tiempos que necesite.
Colocación del drenaje (fotos 7 y 8): los abscesos se deben cerrar «por segunda intención», para evitar un cierre superficial que podría dejar material contaminado en el inside. Por ello, se colocará un drenaje tipo Penrose gasa de borde orillada, que se introducirá en la cavidad empapada en solución de povidona yodada, con ayuda de las pinzas de Kocher y dejando una parte en el exterior para su extracción en la siguiente cura. En abscesos de pequeño tamaño muy superficiales, como en las paroniquias (abscesos periungueales), puede no ser necesario colocar un drenaje.
Cura native (foto n. 9): una vez colocado el drenaje, se realizará una cura oclusiva con gasas y apósito estéril.
Complicaciones
No drenaje: un absceso es una infección y, como tal, si no se trata adecuadamente, puede tener consecuencias importantes, como extensión de la infección localmente incluso diseminación generalizada de esta.
Drenaje incompleto: si la incisión es demasiado pequeña, es posible que se cierre en falso el absceso, con la persistencia en su interior de material purulento, lo que cronificará la situación.
Efecto «reloj de enviornment»: paso de materials purulento a planos profundos por una incorrecta presión a los lados de la incisión en sentido perpendicular al plano del absceso.
Hemorragia: es frecuente un sangrado escaso a través del drenaje colocado en la cavidad. Si el desbridamiento ha sido muy agresivo y se han dañado vasos subcutáneos, este sangrado puede ser mayor. Para evitarlo, se recomienda hacer un desbridamiento cuidadoso y un vendaje compresivo en caso necesario.
Bibliografía
Carrasco Jiménez MS, Ayuso Baptista F. Fundamentos básicos de anestesia y reanimación en medicina de urgencias, emergencias y catástrofes. Madrid: Arán. 2007.
Varo Cenarruzabeitia JJ. Drenaje de abscesos. Libro electrónico de técnicas de Urgencias. Servicio Navarro de Salud. Disponible en:
Casado Vicente V, Calero Muñoz S, Cordon Granados F, De Serdio Romero E, Ezquerra Lezcano M, Gálvez Ibáñez M, et al. Tratado de medicina familiar complejos nutricionales y comunitaria. Barcelona: semFYC. 2007.
Vázquez Lima MJ, Casal Codesido JR. Guía de actuación en urgencias. 3.a edición.
Khalil PN, Brand D, Siebeck M, Hallfeldt K, Mutschler W, Kanz KG. Aspiration and injection-based mostly approach for incision and drainage of a sacrococcygeal pilonidal abscess. J Emerg Med. 2009 Jan;36(1):60-3.
Bussen D, Sailer M, Fuchs KH, Thiede A. Chirurg. Tumescent local anesthesia in proctologic surgical procedure. Artículo en alemán Chirurg. 2003 Sep;seventy four(9):839-43.
Comentarios
Santiago Marentes 17-04-2012
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