Ortodoncista y artista plástico.
Noviembre 14 de 2017.
Tomada de:
La relación entre el odontólogo y el niño debe comenzar al momento del nacimiento. En la sala de maternas, el médico, al revisar el color de sus encías, puede tener indicios sobre su estado de salud: unas encías rosadas nos indican un buen estado; por el contrario, una encías enrojecidas blanquecinas son señales de infecciones.
El niño, al tener este contacto temprano con el odontólogo, es capaz de aceptar las intervenciones que más adelante hará el médico en su boca, rompiendo con la creencia de que visitarlo es algo traumático. Y no solo esto, también le será más fácil adquirir los hábitos de higiene bucal con mayor facilidad, junto con el ejemplo, acompañamiento y supervisión de sus padres.
Los principales enemigos de una buena salud dental
Además de los dulces, siempre culpados por su alto contenido en azúcar de producir las caries, hay dos grandes enemigos de la salud dental que aún están presentes en la cotidianidad de los inicios de la vida: el chupo y el tetero.
Tomadas de: y adaptadas.
El primero es capaz de producir malformaciones dentales por el empuje que provoca. El segundo, es capaz de producir la llamada caries de biberón.
El niño, (excepto al momento de la lactancia), no debe ingerir nada acostado. El pecho de la madre está diseñado de tal forma que es el niño quien, por la misma succión, saca la cantidad de líquido que puede beber en el momento sin afectar su respiración. Este líquido llega además por medio de agujeros múltiples y pequeños. Cuando toma tetero, el agujero por el que pasa el líquido es, por lo common, mucho más grande y el líquido pasa por él por acción de la gravedad, produciendo aerofagia (tragado de aire). Luego, para solucionar este problema, su cuidador saca este aire (gases) dando golpecitos al bebé. Además, el tetero pesa sobre él acostado, y en dicha posición es fácil que el niño se duerma. Hasta aquí ya contamos varios errores. Esta práctica puede dar como resultado dicha caries, y por esto no es recomendable el uso del biberón.
El sistema digestivo humano es vertical. Por esta razón, el niño debe beber y comer sentado ( parado), nunca acostado. A los four meses el niño ya es capaz de utilizar el pitillo.
Instrumentos para el cuidado dental del niño
Desde sus primeros días, es conveniente masajear sus encías con los dedos con la ayuda de una esponja quirúrgica (que se consigue fácilmente en farmacias y tiende a ser económica). Esto le ayudará al niño a adaptarse más adelante a la rutina de cuidado dental y ayudará a los queratocitos (células de las encías) a producir queratina (proteína que compone nuestros dientes).
La esponja quirúrgica ayudará también a limpiar los primeros brotes de dientes.
Una vez salgan sus primeras muelas, se puede pasar al cepillo de dientes. Tanto para niños, como para jóvenes y adultos, es recomendable que este cepillo sea suave, con cerdas tupidas, transparentes (las de colores tienden a ser más duras) y redondeadas. Debe tener mango recto.
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El correcto cepillado
El cepillo debe inclinarse ligeramente para que alcance a llegar a las muelas de más atrás. Mientras que el cepillo limpia 3 superficies (parte exterior, inside y cara productos de belleza online encargada de la masticación) la seda dental limpia las dos faltantes (interiores entre diente y diente). El uso de la crema dental no es obligatorio, como sí lo es el de la seda.
El cepillado debe ser suave, corto y parejo. Es prudente evitar cualquier sustancia abrasiva para cepillarse como sal, limón bicarbonato.
Cuando el niño ya es capaz de tener cierta autonomía para esta tarea, es preciso hacérsela sentir, pero al mismo tiempo supervisar la profundidad de la limpieza.
Es mejor prevenir…
La enseñanza desde muy temprana edad de todos estos hábitos de limpieza y de la importancia de la visita al odontólogo, traerá consigo muchos beneficios para la salud del niño. Se evitará el exceso de placa bacteriana y de enfermedades como las caries, la gingivitis y, una de las peores: la enfermedad periodontal.
Los estudios del Dr. Orlando Martínez arrojaron como resultado que, en comunidades (por lo general externas a la ciudad), las personas intentan, con 22 sustancias distintas (al mejor estilo de los remedios naturales y brebajes de la abuela), curar sus problemas dentales. Esto, por supuesto, produce aún más problemas, más difíciles de solucionar.
La enfermedad periodontal, por ejemplo, es una acumulación extrema de placa bacteriana (acumulada por una higiene deficiente) que entra al surco gingival (un pequeño espacio entre el diente y la encía), y a medida que avanza forma bolsas con materia y sangre descompuesta. Si estas bacterias son tragadas, son capaces de irse a órganos como el corazón, los pulmones el hígado y pueden incluso causar la muerte.
Pero no solamente es importante centrarse en la educación del niño para la adquisición de hábitos de cuidado de su boca: es también necesario garantizarle un entorno psicosocial favorable, pues falencias en dicho aspecto pueden contribuir al desarrollo de problemas de salud en general que, en el caso de lo relacionado con lo dental, puede ocasionar bruxismo (apretar rechinar los dientes).
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Acerca de
Kelly Quiroz,
Paula Castañeda
y Sara Montoya
recopilan lo visto en el curso de Promoción y prevención de la salud infantil.
Universidad de Antioquia,
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