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Juego Adicciones

Reportaje, Natalia Girol
Hay tres formas de perder dinero: el juego, las mujeres y los especialistas. El juego es el más rápido, las mujeres el más placentero y los especialistas el más seguro”. George Soros
La Organización Mundial de la Salud recoge la ludopatía en su clasificación internacional de enfermedades. Esta se define como un trastorno del comportamiento que consiste en perder el control de los impulsos en relación con un juego de azar de apuestas.
Históricamente, la ludopatía se relacionaba con los bingos, casinos, máquinas de tragaperras y las timbas de póker, pero la Era de Internet ha supuesto un cambio en esta adicción tradicional, una nueva modalidad de juego, la ludopatía 2.zero. Asimismo, ha cambiado el perfil de adicto y esto es lo que, realmente, preocupa a psicólogos, expertos y a las asociaciones de jugadores rehabilitados. La accesibilidad, la disponibilidad al poder jugar desde tu habitación y la inmediatez de las apuestas son factores cómplices de esta transformación.
Según la encargada de la Unidad de Juego del Departamento de Psiquiatría del Hospital de Bellvitge de Barcelona, Susana Jiménez Murcia, anteriormente, el ludópata tenía entre 35 y forty años y unos estudios primarios. Los nuevos adictos son jóvenes, con estudios universitarios y más recursos. Además, desarrollan el trastorno en mucho menos tiempo. Habitualmente pasaban 5 6 años desde que se empezaba a jugar hasta que se caía en la adicción, pero los pacientes del juego online en solo dos años presentan todos los indicios de la enfermedad y, también, sus deudas triplican las que tienen los jugadores de máquinas tragaperras.
Según los estudios, antes la edad media de la primera apuesta period de 28 años, ahora es de 18 años e incluso, de 13. El 18% de los menores apuestan por Internet con identidades falsas, solo necesitan una tarjeta de crédito y el DNI de un adulto. Las partidas de póker eran las protagonistas en el auge del juego online. Sin embargo, esta modalidad ha disminuido, abriendo paso a las apuestas deportivas, que, actualmente, acaparan el escenario on-line.
Todos empiezan con una apuesta a ese partido que es obvio, un 2-1, y ganan. Cuando una persona juega aumentan potencialmente sus niveles de serotonina, que provoca una sensación de placer y bienestar y hace que esa persona se vuelva adicta. El problema reside en que la línea que separa el juego de la dependencia es tan delgada que el conocido yo controlo deja de funcionar en poco tiempo y lo peor es que los jóvenes no se dan cuenta.
El director técnico de la Federación Española de Jugadores de Azar Rehabilitados (FEJAR), Juan Lamas Alonso, advierte que otro de los grandes problemas de las apuestas on-line es que provocan un gasto económico mucho mayor en menos tiempo que los formatos tradicionales. En una tragaperras, el tiempo suele ser más limitado por el horario del establecimiento, no se puede apostar si no es físicamente y hay un límite natural para la cantidad de monedas invertidas. Con las apuestas online, la cantidad es prácticamente ilimitada”.
Los adolescentes utilizan sus ahorros para apostar y jugar, pero cuando se vuelven adictos, piden a sus amigos, a sus padres e incluso, venden sus propias pertenencias. Al principio triplican cuadriplican la cantidad apostada, después la pierden y vuelven a jugar para recuperarla. Las pérdidas ascienden y se forman las deudas. En algunos casos los ludópatas llegan a arruinar a sus familias.
Según la profesora de Psicopatología y Adicciones de la Universidad Camilo José Cela, Regina Espinosa, la ludopatía se identifica cuando las personas tienen una preocupación excesiva por jugar y toda su vida está invadida por la búsqueda del juego y la implicación en el mismo. Aumentan las apuestas económicas para conseguir mayor beneficio. En principio, todas las áreas se ven afectadas, destacando las económicas, las académicas y, por supuesto, las sociales.
Cuando el problema se ha identificado, se trabaja con la motivación. Los médicos necesitan la participación del paciente, que se caracteriza por ocultar el problema y mentir con facilidad. Por lo tanto, es necesario ganarse la confianza del mismo. Después se utilizan estrategias de corte cognitivo-conductual, que son las más eficaces para el abandono de este trastorno.
Según el Análisis Global del Mercado Nacional de Juego On-line, los españoles gastaron más de eight millones y medio de euros en 2015. Por otra parte, el Estado invirtió en publicidad más de 21 millones de euros y el número de jugadores activos ascendió a 512.000. El juego on-line se regularizó en 2012 y supone más del thirteen% de los casos de ludopatía.
La mayoría de expertos, psicólogos y las asociaciones de jugadores rehabilitados exigen una regulación urgente de la publicidad de juego online y casas de apuestas. Estas últimas utilizan a deportistas de élite para promocionarse. Rafa Nadal, Neymar Cristiano Ronaldo son la imagen de los anuncios de Pokerstars. Estos son iconos y modelos de imitación para los jóvenes y adolescentes y, por tanto, contribuyen a que se disminuya la percepción de riesgo. Por lo que es otro factor farmacia online que alimenta a la adicción.
El Informe sobre la publicidad y promoción de actividades de juego en los servicios de comunicación audiovisual creado por el Consejo Audiovisual de Andalucia (CAA) reconoce que los menores y otros colectivos vulnerables están expuestos al fomento de la ludopatía a través de la publicidad. La Ley Common de Comunicación Audiovisual no establece una prohibición clara de estos anuncios en horario protegido, mientras que sí se hace con los de tabaco y alcohol, productos que también están prohibidos para menores de edad. Según el CAA el 33,3% de los anuncios no insertan el mensaje Juega con responsabilidad y el 13% no advierte que es una actividad no permitida para menores. En complete, el 38,21% de los mensajes de bingo, apuestas y otros juegos se emiten en horario infantil. Todo esto hace que expongamos a los jóvenes al juego.
Finalmente, aunque solo el 2,5% de los jugadores desarrollan una adicción, los expertos están preocupados, pues una generación de jóvenes puede jugar sin límites.
El juego cumple una alta misión moral, sirve para arruinar a los idiotas”. Santiago Ramón y Cajal
Crónica, María Domínguez
Hace relativamente poco -unos three 4 años- el juego de la ruleta se afianzó en la vida de muchos jóvenes españoles. Ver esa pequeña bola blanca saltar por encima de los 37 números que componen el círculo tricolor llamaba cada vez más la atención de los chavales.
Esto le pasó a Andrés, un joven de 26 años que comenzó asistiendo a salones de juego con un grupo de amigos. Al principio todo period normal, se habían puesto de moda las apuestas deportivas y durante tardes en las que no había plan las pasaban allí intentando hacer cálculos sobre si Cristiano Ronaldo marcaría esa tarde, si habría más de dos goles antes del descanso si el Barcelona empataría.
Pero no solo existen las máquinas de apuestas deportivas en estos locales. Al fondo del establecimiento siempre había un grupo de hombres de pie formando un círculo alrededor de algo, pero Andrés no sabía el qué. Hasta que un día se acercó con sus amigos para descubrir la hipnotizante ruleta.
Parecía entretenido. ¿Por qué no meter un par de euros en la ranura? Así que lo hizo. Por suerte por desgracia, aquel día salió del salón de juego con unas ganancias de 30 euros habiendo apostado solamente dos. No era mucho, pero sí lo suficiente como para que se quedara con las ganas de volver otra vez.
Y volvió. Andrés y sus amigos iban de vez en cuando a invertir pequeñas cantidades de dinero en aquel juego que parecía inofensivo. Sin embargo, las cantidades que apostaba y el número de veces que Andrés asistía a la ruleta comenzaron a aumentar de una manera vertiginosa. Pasó de apostar 2 euros a dejarse 200. No podía parar, a pesar de que sus amigos le advertían y le intentaban controlar, no oía nada a su alrededor, solo la bola caer en los números.
El dinero que se gastaba se lo daban sus padres, cuando estos aún desconocían el problema que su hijo estaba empezando a tener. Pero no tardaron en hacerlo. Pensaron que dejando de suministrar dinero a Andrés, este dejaría de ir al no tener nada que apostar, pero no fue así. Comenzó a sacar dinero de donde podía, vendía joyas e incluso robaba a sus padres cuando estos se descuidaban.
Andrés había entrado en bucle. No paró hasta que sus padres se vieron obligados a llevarle a una clínica especializada en ludopatía para hacerle ver que no podía seguir así. Que frenaba a tiempo acabaría por meterse en más de un lío. Andrés se mostró reacio a asistir a terapia, pero algo dentro de él le decía que tenía que hacerlo: Nunca había visto a mi madre así, fue ahí cuando me di cuenta de si no lo hacía por mi, al menos lo tenía que hacer por ella”.
Actualmente, Andrés está rehabilitado y va a hacer un año que no se acerca a un salón de juego. Por fin se dio cuenta de que es mejor apostar a algo realmente seguro como es la gente que le apoyó para salir adelante, que al rojo, impar y falta.