si tuviera una máquina de escribir cerca
y si no tuviera las manos ocupadas en otra cosa
entonces, entonces sí que te escribiría buenas cosas.
Carlos Asorey-Brey©
Carlos Asorey Brey (Santiago de Compostela, España, 1956) tiene una larga trayectoria como guionista, tanto de sequence de televisión, donde ha colaborado en producciones como «Cuestión de sexo», «El comisario» y «Ana y los siete», como en largometrajes: «Pradolongo», «Cha cha cha».
junto a su tronco resonante y duro
se ahoga el mundo y renazco ante la espina.
Contra un rasgueo triste, vago, oscuro
bastimento del pecho en correntada,
una creciente de contorno puro.
Tornan a su lugar los rostros. Nada.
Horizontal y lentamente asida
A la orilla. Detrás, mengua la herida,
envejecen el yugo y la coyunda,
la médula en cenizas nos olvida.
Mas surge una guarania y me circunda
los huesos y el rezumo de mi nombre,
favorece mi sangre más profunda
y me declara que el dolor y el hombre
se hospedan dentro de su mismo canto
y aunque recuerde el grito, aunque me asombre,
trajinan solos, cierran mi quebranto
y al tocar su horizonte descoyuntan
estrellas sobre el filo de mi llanto.
Al ser así, los huesos me repuntan
hacia un paraje antiguo de agonía
y por el centro, ahí donde se ayuntan
guitarras de vigilia y travesía
y el pulso grave, ciegamente fuerte,
de un jazmín al parral del mediodía,
sin adiós ni temblor, azul de suerte,
por turbios tajamares jalonado,
Y en silencio auxiliar, arrebatado,
principio pues y sigo, alfar del hueco,
del molde de mi cuerpo desatado,
con sed desierta y despertar reseco,
con palabras de olor caliente, pleno
en la curva nocturna, eco tras eco
de mi valle frutal cierto y moreno
en las cumbres del sueño, dieta y nutrición ya con rojos
machetes como nervios, al sereno,
termino acá, con un farol por ojos,
y arribeño del alba, rabelero,
aún con puños, con últimos despojos,
en diagonal perdida de lucero
entrego para el viento del poniente
esta picada abierta a sol entero
desde mi propia tierra hasta mi frente.
Carlos Villagra Marsal©
Asunción, Paraguay, 1932. Poeta, narrador, ensayista e intelectual paraguayo. Fue director de la Tertulia Literaria Hispanoamericana de Asunción. Actualmente es profesor de Literatura guaraní en la Universidad Católica y en la Universidad Nacional Asunción. Cofundador de Alcándara Editora, fue su director desde 1982 hasta 1988. Condujo además la Editorial Araverá desde 1985 hasta 1987. Ha escrito varios libros, ensayos y comentarios críticos aparecidos en diversos semanarios culturales y publicaciones literarias nacionales y extranjeras.
Estas alas que impidieron mi vuelo y este vuelo sin alas
Este deseo de llegar al sitio absurdo y este absurdo en espera
Este derrotero libertando hacia un azur y este azur que se detiene
Este canto de la siembra en brotadura y esta brotadura deszocada
Este cercado espacio de poemas y este poema sin cerco
Esta escondida escarcha en las espigas y esta espiga desnuda
Este viento peinando su arrebato
Y este arrebato brusco
Este intenso pedir de mi demencia y este embelesamiento
Este grito de la carne que me tienta y este tiento que se impone
Este mirar al mar cuando se agita y ese litódomo atento
Este dolor de mi herida que no sangra y esa sangre derramada
Y ese extravío de las horas en mi vida y esta vida que espina mi pecado.
Hugo Mayo©
Manta, 1895-1988; su verdadero nombre es Miguel Augusto Egas. Termina en Guayaquil su instrucción primaria. Después del bachillerato, inicia estudios de jurisprudencia. Es profesor de escuela primaria. Participa como secretario de redacción del cenáculo «Renacimiento». Se aficiona por los poetas parnasianos, simbolistas y modernistas franceses. Funda la revista «Síngulus». En 1922 uno de sus poemarios fue retirado de la imprenta y destruido por una conocida poeta. En 1924 publica la revista «Motocicleta». Trabajó de burócrata de aduanas y del Municipio de Guayaquil. Obra literaria: El receso (1973), Poemas (1976), El zaguán de aluminio (1982), Chamarasca (1984).
esa niña pequeña,
Mantantirulirulá.
Mantantirulirulá.
Mantantirulirulá.
mantantirulirulá…
en el cruce de semáforos,
mantantirulirulá?
pues mejores son que el vino tus amores,
el olor de tu perfume, el aroma
de tu nombre que despacio me penetra,
y por eso las vírgenes se inclinan a tu paso!
¡Llévame hacia ti, rey mío, corramos,
invítame a tu alcoba, disfrútame y gocemos
y déjame que alabe el vino de tu amor,
al hombre entre los hombres más amado!
Muchachas de Jerusalén: yo soy morena,
pero hermosa como hermosas son las tiendas
de Quedar y las lonas de Salma.
Mis hermanos conmigo se enfadaron
pues las viñas quisieron que guardara,
y mi viña no supe guardar…
y el sol me ha quemado con sus dedos…
Amor de mi alma, dime dónde amansas
tu rebaño, dónde al medio día -dime-
sestean tus ovejas, para que no ande así, perdida,
tras los rebaños de tus compañeros.
El coro
sigue las huellas de su rebaño,
lleva tú a pastar tus cabras primerizas
junto al jacal donde su cuerpo reposan los pastores.
El novio
Amor mío, pienso en ti como en esa hermosa yegua
que tira del carro del faraón,
¡ay, cómo brilla tu rostro entre las zarzas
y ese cuello tuyo creciendo entre collares!
en oro mis manos tallarán zarzillos luminosos
con engastes y cuentas de plata, sólo para ti.
La novia
mi nardo exhala su cálida fragancia:
ved al hombre que duerme entre mis senos
como una bolsita de mirra, como un racimo
dulcísimo de alheña en las viñas de Engadí.
El novio
son tus ojos, azucena entre cardos
eres tú entre todas las mujeres!
La novia
hecho de fronda,
delicia pura, y yo en tus manos narciso de Sarón,
azucena perdida en tus frondosos valles,
bajo las vigas de cedro que cubren nuestra casa,
y los artesonados tallados en espalda de ciprés.
Como manzano entre árboles silvestres
es mi amado entre los hombres:
yo deseo sentarme al amparo de su sombra
y endulzarme la boca con su fruta.
Mi amado me ha metido en su bodega
y despliega ante mí su bandera de amor.
Sobre su izquierda descanso mi cabeza,
con su derecha abraza mi cintura, ay,
sí, reponedme con tortas de pasas,
empinad con manzanas mi vigor para él,
que estoy enferma de amor, de amor muriendo…
El novio
¡Ah, muchachas de Jerusalén, yo os conjuro
por las gacelas y las ciervas que en el campo corren,
que no despertéis ni desveléis a mi amor
hasta que quiera!
vedlo llegar saltando por los montes,
como un cervatillo brincando por las lomas,
y ved que se detiene,
y ved que se oculta tras la cerca de mi casa
e inclina su cabeza sobre mi ventana
porque quiere tan sólo contemplarme por las rejas…
Habla mi amado y me cube:
El novio
y la tierra se cubre de flores,
la estación de los cantos ha llegado ya,
escucha, amor mío, escucha
el fragrance de las viñas que se ciernen,
las higueras con sus yemas despertando,
anímate, amor mío, y ven,
paloma que te ocultas en las grietas de las rocas,
déjame que advierta los perfiles de tu vuelo,
déjame que escuche la dulzura de tu voz,
el azúcar de tu voz y de tu talle.
Cazemos las raposas, las pequeñas raposas
que devastan los viñedos, nuestras viñas en flor….
La novia
Mi amado es mío y yo soy de mi amado,
del hombre que pastorea entre las azucenas.
Vuelve, amado mío, vuelve,
vuelve, amado mío, vuelve,
busqué el amor de mi alma,
lo busqué y no lo encontré.
Sólo hallé a los guardias que guardaban la ciudad,
y no supieron decirme dónde estaba
el amor de mi alma.
Apenas los hube pasado,
hallé a mi amor y lo apresé,
y no lo soltaré hasta invitarlo a la casa de mi madre,
a la alcoba caliente en que me concibió mi madre.
El novio
¡Ah, muchachas de Jerusalén, yo os conjuro
por las gacelas y las ciervas que en el campo corren,
que no despertéis ni desveléis a mi amor
hasta que quiera!
como una cortina de humo
sahumada de incienso y mirra
y polvo de exóticos perfumes?
Es la litera de Salomón,
escoltada por sesenta valientes,
diestros en la espada y en la guerra,
todos con su espada en la cintura
porque temen los peligros de la noche.
El rey Salomón se ha hecho un palanquín
con madera del Líbano,
cuyo asiento las hijas de Irael
tapizaron de púrpura y de amor.
Salid, mujeres, salid muchachas de Sión,
contemplad a Salomón,
El novio
tu melena, un rebaño de cabras jubilosas
que descienden saltando del monte Galaad;
tus dientes, un hatillo de ovejas esquiladas
saliendo de su baño en las aguas del río,
todas con crías mellizas y ninguna estéril;
tus labios, una cinta escarlata
y tu hablar, música y hechizo;
tras el velo, dos granadas rojas y cortadas,
tus mejillas…
tu cuello, la torre de David donde cuelgan todos sus trofeos,
sus mil escudos y estandartes los valientes guerreros de Israel;
y tus pechos, como crías mellizas de gacela
que saltan hacia mí, paciendo entre azucenas por los valles…
Antes de que la brisa se levante
y se retiren las sombras,
subiré a los montes donde la mirra yace,
donde el incienso duerme, a las colinas…
Eres toda hermosa, amor mío,
no hallo en ti defecto alguno.
Ven, novia mía, ven, llégate del Líbano,
vuelve, amor, desde la cumbre del Amaná,
desde las cumbres del Sanir y del Hermón,
abandona la guarida de los leones,
los montes de los leopardos…
Me has robado el corazón, hermana y novia mía,
me has robado el corazón con una sola mirada de tus ojos,
con una sola vuelta de tu collar, ay,
qué hermosos tus amores,
mi corazón llenan tus perfumes
y tu boca destila miel virgen sobre mí,
la leche y la miel que ocultas debajo de tu lengua…
Eres huerto cerrado, novia mía,
huerto cerrado, fuente sellada;
azafranes y nardos,
aromas de canela,
árboles de incienso,
para curar las heridas de mi pecho, ay,
la fuente de tus jardines, cuyas aguas
desde el Líbano llegan hacia mí…
La novia
Despierta, cierzo,
llégate, ábrego,
para que entre el amado en su huerto
y coma de sus árboles frutales…
El novio
hermana y novia mía,
a comer de la miel de tu panal,
a beber de tu vino y de tu leche…
El poeta
y sus bucles del relente de la noche»
Me había quitado la túnica
y no sabía ponérmela de nuevo.
Me había lavado los pies
y ¿cómo volver a mancharlos?
Por el hueco de la cerradura
mi amado su mano entró,
y mis entrañas temblaron.
al nombre de mi amado,
y mis manos eran sólo mirra destilada
cayendo de mis dedos
pero el amado no estaba, se había marchado ya,
y el alma se arrojó en su busca tras la huida.
Lo busqué, mas no pude encontrarlo.
Lo llamé, y no me respondió su voz.
Desesperada me hallaron los centinelas que guardan
la ciudad, golpeáronme, me hirieron,
despojáronme del chal
Yo os conjuro, mujeres,
decidle que he enfermado de amor.
El coro
¿qué distingue a tu amado de los otros
para que de esa forma nos conjures?
La novia
racimos de palmera las guedejas de su pelo,
negras son, negras como cuervos negros;
sus ojos son palomas en la orilla del río
que se bañan en leche junto a los estanques;
campos de balsameras sus mejillas,
colinas de perfumes;
tiene sus manos torneadas en oro,
engastadas con piedras que de Tarsis trajeron;
su vientre pulido marfil que los zafiros cubren;
parecen sus piernas columnas de alabastro
creciendo hacia lo alto sobre basas doradas;
su porte es como el Líbano, esbelto como sus cedros,
y su paladar dulcísimo, ay, muchachas de Jerusalén,
así es mi amigo, sí, así es mi amado.
El coro
¿adónde fue tu amado?
a recoger azucenas….
encantadora como Jerusalén,
imponente como un ejército dispuesto para la batalla.
¡Aparta de mí tus ojos, no me humilles con tus ojos!
Tu melena es un hato de cabras descendiendo del monte Galaad.
Tus dientes, un rebaño recién esquilado saliendo de los ríos,
todas con mellizas y ninguna estéril.
Tus mejillas, dos granadas rojas que emergen de tu velo.
Sesenta son las reinas, ochenta las concubinas,
pero mi paloma es única, capricho de quien la engendró:
ante ella inclinan su cabeza las doncellas,
las reinas y las concubinas:
¿quién es ésta que como el alba llega,
como la luna hermosa que como el sol refulge,
imponente como ejército en formación de guerra?
Había yo bajado el huerto de las nogueras
a contemplar la floración del valle,
a ver si las vides se cernían,
si florecían los granados,
cuando mi deseo me subió a los carros de Aminadib,
y yo no lo sabía.
El coro
danzar entre los coros?
hijas de orfebre, no necesitan ya ni aros ni collares
tus caderas, más yo tu ombligo contemplo
y sólo veo una copa redonda y rebosante
de vinos aromados…
encinto de azucenas,
y tus ojos las piscinas de Jesbón, de aguas desbordadas
junto a la puerta de Bat Rabin,
tu nariz, sí, como la Torre del Líbano
que vigila el camino de Damasco,
y tu hermosa cabeza flotando en el aire
como el Monte Carmelo,
con su melena y su púrpura
donde un rey en sus trenzas está preso y ya no sabe salir.
¡Qué bella eres, cuánta hermosura
amor mío, cuánta delicia!
con dos racimos gemelos,
y cosechar sus dátiles;
el vino más generoso tu paladar manante.
La novia
y moja sus labios dormidos,
el vino de mi boca, su copa más preciada…
¡Oh, ven, amado mío!
vayamos de mañana a ver los racimos
que en las cepas se ciernen,
si se abren las yemas,
si florece el granado:
La mandrágora exhala su fragrance
y los frutos, amor, inundan nuestras puertas,
los frutos que guardo sólo para ti…
Ah, si fueras mi hermano, criado
por los pechos de mi madre, yo podría
besarte en plena calle sin miedo a los desprecios,
te llevaría de la mano, te metería
en casa de mi madre,
y tú me enseñarías
y tú beberías del licor de mi granada…
Tu izquierda bajo mi cabeza,
con tu derecha me abrazas…
El novio
¡Ah, muchachas de Jerusalén, yo os conjuro
por las gacelas y las ciervas que en el campo corren,
que no despertéis ni desveléis a mi amor
hasta que quiera!
Te desperté debajo del manzano,
allí donde te concibió tu madre,
la que te dio su luz.
La novia
como un sello en tu brazo,
pues es poderoso el amor como la misma muerte
y como el Seol mi pasión es fuerte e implacable:
saetas de fuego son sus flechas, llamaradas de Yahvé.
No pueden los torrentes apagar la llama,
y no podrán los ríos anegar el fuego,
pues mis pechos son las torres, y yo una muralla
que a mi amado protege en su refugio….
Versión de Carlos Morales©
Es autor, como poeta, de «Palabras de Tierra y Vino» (1982), «S» (1984), «Un rostro en el jardín» (2000), «Il tridente nel giardino» (2000), «El libro del Santo Lapicero» (2000) y «Salmo» (2005). Traducido a varios idiomas, publicó en el año 2003 una de las versiones más celebradas de El Cantar de los Cantares. Como antólogo, ha editado la «Poesía secreta» de Federico Muelas, «El cántio de la Creación», de Carlos de la Rica y «Coexistence», una antología de poetas árabes y hebreos que trabajan por la reconciliación. Como editor, dirige «El toro de barro» (la segunda colección de poesía más antigua de España), los «Cuadernos Sefardíes» (con M. Matitiahu) y la «Biblioteca del Holocausto» (con J.Vandor). Actualmente, codirige con Juan Ramón Mansilla la revista «Hilos de araña».
me iré al desierto y aprenderé a sufrir.
Si lo que amas son los versos escritos en la piedra,
construiré mi casa entre peñascos
y en sus ariscas cumbres aprenderé a escribir.
Solamente entonces, cuando la oscuridad
nos cubra de la enviornment, y el amoroso libro
de las crónicas en lo oscuro nos esconda,
acaso sepas decirme esas otras palabras
que están más allá del dolor y de la dicha.
Parece que este hombre —dirás solamente
entonces— me dio todo su amor.
Nathán Yonathán©
(1923-2004) nació en Kiev, Ucrania, creció en Petah Tikva, y vivió en el Kibbutz Sarid desde 1945 hasta su muerte. Él comenzó a publicar en 1940. Después de terminar su licenciatura y maestría en hebreo y literatura en normal, ha enseñado en la escuela secundaria y universitaria, tanto en Israel y los. Fue durante muchos años redactor jefe de la Sifriat Poalim Editorial. También fue miembro del consejo de administración de la Radiotelevisión israelí y el presidente, así como presidente de la Asociación Israelí de Escritores ». Más conocido como poeta y letrista, Yonathan publicó sixteen libros de poesía, una novela y libros para niños. Fue galardonado con el Premio Bialik.
Libros publicados de poesías: Paths of Mud, Sifriat Poalim, 1951 Shvilei Afar Unto the Furrows Gray, 1954 El Ha-nirim Ha-aforim What We Beloved, Sifriat Poalim, 1957 Asher Ahavnu Chosen Poems, Sifriat Poalim, 1960 Songs Along the Shore, Sifriat Poalim, 1962 Shirim Le-orech Ha-chof Till the End of Indian Summer season – A Photograph Album, Hakibbutz Hameuchad, 1986 Ad Sof Ha-kayitz Ha-indiani Poems at Sea Nightfall, Sifriat Poalim, 1972 Shirim Ba`arov Ha-yam Poems to Lior, Sifriat Poalim, 1974 Shirim Poems This Far, Sifriat Poalim, 1979 Shirim Advert Kan Chosen Poems, Sifriat Poalim, 1982 Mivchar Shirim Zuta Shores, Sifriat Poalim/Keter, 1983 Chofim Other Poems, Sifriat Poalim, 1984 Shirim Acherim Poems on the Mountain Ridge, Zmora Bitan, 1988 Shirim Al Kav Ha-reches Veiled Face is the Time, Sifriat Poalim, 1985 Poems with Love, Sifriat Poalim, 1990 Shirim Be-ahava Poems on Earth and Water,1993 Shirim Al Adama U-mayim
Libros para niños: Between Spring and Cloud (short stories), 1959 Bein Aviv Le-anan Lila From the `Ilanot` Group, 1963 Lilach Me-kvutzat Ilanot Songs of Dust and Wind, 1965 Shirei Afar Va-ruach More Stories Between Spring and Cloud,1971 Od Sipurim Bein Aviv Le-anan
Si entre camino y camino no gross sales para mí,
con una taza de café entre las manos
a sorbos te esperaré.
Y con lo amargo, con lo oscuro, haré la noche
para que salgas de dónde estés, creyendo que
ya no hay nadie, que todos duermen.
Mas te estaré mirando tras de un mezquite,
con una pena en una mano
y mi corazón en la otra,
para ti.
Rosío Rendón Trujillo©
Hermosillo, Sonora, 1980, poeta, con un poemario Ojo de sol. Interesada en las tradiciones de la etnia yaqui, en Sonora. Ha tenido el honor de participar como madrina del capitán de las celebraciones de la Cuaresma yaqui, en Hermosillo. Egresada de la licenciatura de literatura hispánica de la Universidad de Sonora. Nueve años impartiendo talleres para el Instituto Sonorense de Cultura. Reportera en un diario native.
Juan del Encina
(1468-1530) Juan de Fermoselle, verdadero nombre de Juan del Encina Enzina, nacía en Salamanca (España) el 12 de julio de 1468, siendo hijo de un zapatero, y hermano de un profesor de música de universidad, Diego de Fermoselle, y de un sacerdote, Miguel de Fermoselle.
Bajo la tutela de Antonio de Nebrija, estudia retórica y latín, ingresando en el coro de la catedral en 1484 mientras que en 1490 obtiene las órdenes menores. Precisamente por esta época será conocido como del Encina, pseudónimo que según todos los indicios correspondería al nombre de la madre.
Tiempo después, y ya al servicio del duque de Alba, su hermano Fabrique, trabaja como músico y poeta, artes que cultiva en el castillo de Alba de Tormes e incluso en Salamanca hasta 1498, cuando marcha a Roma.
Del Encina estuvo luego en las cortes de los papas Alejandro VI y Julio II, y ya después de 1519, sería nombrado prior de la Catedral de León por el papa León X.
Curiosamente, compuso casi toda su obra musical antes de los 30 años, destacando entre su producción su Cancionero (1496), en el que se recogen poemas, villancicos, canciones y romances entre otros.
Sus composiciones destacan por su sencillez y espontaneidad, con variados y flexibles ritmos y melodías sugerentes, conjugando todo ello en una singular y transparente textura polifónica
I
El poeta que no escribe escuchando su voz es un hombre acabado. El hombre que habla con las palabras de otros es un calco de su derrota. El poeta que piensa sólo en poesía cuando habla es un simulador que no sabe cómo colocar sus manos, el hombre que cierra los ojos es la imagen del sueño descubriendo su propia derrota. El poeta que quiere ser a todas horas poeta es un hombre mezquino tras un sendero de falsos prestigios. El hombre que sólo a veces se siente poeta es igual de mezquino, pero se sabe a salvo cuando descubre el pensamiento en fragmentos que retratan su vida con descaro. ¿Por qué quieres escribir de la soledad cuando no amas? ¿Por qué hablas de la vida si hace tiempo que estás muerto? El poeta que mira a otro lado es un libro abierto con la cobardía de su tiempo. El poeta que mira con los ojos abiertos encuentra al hombre midiendo el tiempo y la vida que se vislumbra a cada paso. El poeta que persigue su voz con el error de su sentimiento verá la luz aunque le llegue el silencio. El hombre que se retrata en silencio conocerá su afonía y su lamento, un grito que la poesía llenará de eco en cualquier momento. ¿Por qué entonces se huye del hombre como se huye de la poesía? ¿Por que la poesía finalmente muestra la felicidad que no acontece? El que no escucha al poeta es un cuerpo a la deriva. El que no encuentra la vida, un poeta sin futuro con el semblante de un hombre perdido.
II
Recuerdo una pregunta que me hizo un lector, una interrogante que tampoco buscaba una respuesta, pero que asomaba como la duda, su sonrisa triste, su arrogancia inmediata, su andar de vuelta de todo. No buscaba la respuesta, parecía conformarse con la pregunta en sí. ¿Existe la poesía? Recuerdo mil posibilidades compartidas, frases que me asaltaban de inmediato, respuestas escuchadas a otros. Recuerdo el nerviosismo de la mente recorriéndome la mirada antes de que me sumergiera en un silencio al que me arrastraba la duda. ¿Debía de responder? ¿Mirándole a los ojos debía de comenzar a hablar sin más hasta dar con el discurso preciso debía de agachar la cabeza y dejar que en la interrogante encontrara la respuesta? ¿Existe la poesía más allá del poema?, podría ser una última pregunta que lo complicara todo aun más si cabe. Pero la realidad se impone si somos capaces de nombrar con palabras aquello que no sabemos explicar con otras palabras precisas y dispuestas al momento. ¿Somos capaces de entender el peso de la duda en silencio, el tono del silencio sin palabras, la música de las palabras en la sonoridad de un registro nuevo? Existen pensamientos e ideas, cosas y objetos que con una extraña fascinación ante nosotros arrastran su melancolía, su tristeza, su coraje, su realidad oculta, una denuncia que otra, con el peso del olvido, con el poso de los remordimientos, como una mirada que cerrando los ojos lo abarca todo. Nuestra infancia, el pasado, la soledad de sentirnos solos, el presente, la mirada hacia adelante, el futuro, como una premonición que nos cube que existen tantas cosas que todavía desconocemos que existen como tantas preguntas se formulan sin encontrar una respuesta.
III
El hombre ha necesitado dar mil vueltas sobre sí mismo para descubrir después del eterno aburrimiento que depara la conclusión de las cosas más necias los hechos repetidos, que la sociedad está presente y que pese a la historia, no se ha movido tanto de sitio como parece. Digamos que el lugar es otro, pero que los problemas siguen siendo los mismos. Pero ahora parece que hay lectores que se preguntan por el tipo de poesía que se escribe utilizando palabras como libertad, vida futuro. En un futuro convertido en presente a punto de ser algo que corresponde a un reciente pasado pocas veces somos conscientes de la fuerza premonitoria que tiene la palabra que desenmascara con sus trampas y hechos a la misma historia. La poesía desde dentro mira al hombre con total libertad, con sus carencias y atributos. Porque hablamos del individuo no es poesía social lo que pretendemos, porque hablamos de la dignidad del hombre en el caos de las ciudades no es la anarquía lo que retratamos, porque reivindicamos la palabra no es acción política lo que reivindicamos. Buscando al hombre con sus conflictos, buscando el entorno con sus dificultades, damos con la palabra a la espera de un entendimiento nuevo. Palabras que tampoco han cambiado tanto se descubren como nuevas porque se presentan desnudas en el instante en que se muestra el poeta que intenta comprimir la realidad con todas sus contradicciones y consecuencias. Es la imagen de la poesía con el mundo de los sentidos cuando el mundo real y el imaginario se confunden como se reconoce el deseo por conocer el devenir de la historia y la imposibilidad de abarcarlo todo. El poeta busca su propio conocimiento con sus errores al descubierto, con sus miserias y dudas, su memoria y su recuerdo. La experiencia que le otorga saberse perdido entre tantas palabras y una sola vida que mirándose muy adentro encuentra la vida en tantos como le precedieron es un atributo de su lucidez. El valor de esta poesía que tiene más preguntas que respuestas y que se atreve con el retrato del individuo y la respiración de los que apenas tienen voz y palabra, es el coraje de buscar a los otros en uno, aun sabiéndose herido, como inevitable es la presencia de la poesía en un mundo eternamente perdido.
IV
La palabra del poeta busca su pleno sentido en tus ojos. Piensa el poeta que lo que cube y lo que piensa, son pies y manos cuando camina el poema que pasea con el lector de la mano. El poeta había medido sus versos, había abierto sus metáforas al peso de la incomprensión, a la indiferencia, al miedo a perderse, a lo que pudieran pensar de él si dejaba de ser poeta y se convertía en un hombre como uno más en una circunstancia cualquiera. Sentía pavor en lo que no creía, sentía que las palabras se le escurrían de las manos, por lo que había dispuesto algunas claves diluidas en el secreto del poema, para que nada se alejara de la nada como cuando uno no se atreve a declarar su amor a revelar su pensamiento porque teme perderse entre tantas palabras cuando desde el poeta se ve al hombre. El poeta pensaba que el lector, sus ojos, verían lo que sentía el hombre aún no entendiéndolo del todo. Aun no estando con él pensaba que lo perdonaría. Pero no fue así. Los ojos vieron quizá su temor, intuyeron su nerviosismo, leyeron lo que quisieron escuchar sus ojos que leían, pues el lector pensaba que el poema estaba hecho a su medida y dedicado a su nombre. Lo que no fue escrito pensando en él, se hizo palabra en el hombro de un lector, de un amigo, de un amor perdido, alguien a quien confesar un dilema, un secreto un viejo error cometido hace tiempo y hoy olvidado en la memoria, que es como la distancia que pesa la vida del poema. Lejana cuando no vuelve, cercana cuando se somete a la lectura de aquellas palabras escritas a solas y frente a un inexistente lector, que con tiempo, hizo suyo el poema.
Kepa Murua©
Zarautz, España, 1962. Bibliografía escogida: Abstemio de honores, Itxaropena, 1990. Siempre conté hasta diez y nunca apareciste, Editorial Calambur, 1999. Cavando la tierra con tus sueños, Editorial Calambur, 2000. Cardiolemas, Editorial Calambur, 2002. La poesía y tú, Brosquil Ediciones, 2003.
carruajes celestes, tablas de ley, perlas preciosas,
cruces y campanas esplendorosas,
y las vuelve a meter en oscuras arcas
adentro y cierra los postigos: «Otra vez no vino ningún profeta a comprar».
Yehuda Amijai©
Ludwig Pfeuffer (Würzburg, three de mayo de 1924 – Jerusalén 22 de septiembre de 2000) escritor israelí considerado uno de los mejores poetas contemporáneos en hebreo. Su obra trata temas cotidianos, ironías y amores dolorosos, a veces por la religión, la tierra la ciudad de Jerusalén. Su contribución se extiende más allá de sus propios logros literarios a una influencia que ayudó a crear una poesía israelí moderna.
Amijai y su familia emigraron a Eretz Yisrael en 1935,viviendo brevemente en Petaj Tikva antes de establecerse en Jerusalén. En la Segunda Guerra Mundial luchó con la brigada judía del ejército británico. Durante la Guerra de Indepencencia luchó en el Néguev, en el frente sur. Después de la Guerra asistió a la Universidad Hebrea y fue profesor de preparatoria. Su primer libro «Ahora y otros días» fue publicado en 1955 y despertó interés tanto en lectores como críticos. Temas juzgados hasta ahora como prosaicos: tanques, aviones, combustible, contratos administrativos, figuran en su trabajo y se convierten en una realidad poética notable por el deseo de confrontar y reflejar los problemas vigentes y retratar con nueva dureza e ironía el ambiente social contemporáneo. A esta pasión por el uso de nuevos temas y metáforas está el de la expresión y el uso innovador del idioma hebreo en varios estratos en el que se combinan y desdibujan los hilos del hebreo clásico con el moderno. Influenciado por el ingenio y la ironía de la poesía inglesa. Amijai usó las vertientes de la tradición local dándole nuevo sentido al lenguaje coloquial y a los modismos de la jerga en su idioma. Un comentario que lo alude al entregársele el Premio de Israel en 1982 es «el cambio revolucionario del idioma poético» que el poeta había emprendido a través de su obra. La poesía de Amijai es lúdica y concentra un rango amplio de emociones, su distintivo es la risa, la burla y cierta tristeza subyacente.
El canon de Amijai es impresionante por el volumen del trabajo que abarca y muchos libros individuales de poesía aparecen en sucesión rápida, así lo demuestran «Poemas reunidos» de 1963 y «Selección de trabajos» de 1981 y en su «Shirei Yerushalayim» (Poemas de Jerusalén) de 1987, edición bilingüe, acompañada de fotografías de la ciudad. Además de numerosos volúmenes de poesía Amijai ha escrito relatos cortos, libretos para radio y literatura infantil. Su trabajo se ha traducido a numerosos idiomas. Su valor para el mundo anglosajón fue descubierto por Ted Hughes en 1965.
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