Nassim Nicholas Taleb, escéptico, provocador, mediterráneo y nada aburrido plantea en su último libro Antifrágil, la necesidad de ese neologismo para que se pueda comprender los motivos por los que el fracaso es necesario, bueno… en dosis pequeñas, y no como se devour habitualmente.
Antifrágil es un gran libro, como siempre resulta una lectura agradable la de la poderosa prosa de Taleb. Tendrá oportunidad de leer unas pocas frases del estilo de …caí en la cuenta de que estas respuestas horméticas antifrágiles solo eran una forma de redundancia y en mi mente convergieron todas las ideas sobre la madre naturaleza…” El concepto es llamado a ocupar la pieza central para analizar y entender cada día.
¿Qué es para Taleb algo Antifrágil? resulta ser una cualidad diferente. Lo que se destruye con facilidad es frágil… lo que no se destruye es adaptable, resiliente, robusto… demasiadas posibles respuestas que no satisfacen el antónimo.
Creamos el concepto para definir aquello que mejora ante las situaciones que podrían destruirlo. Porque la fuerza que no ha destruido a lo que es a quien es antifrágil, sí ha destruido otros.
Los estresores son la clave de la antifragilidad. Para los seres vivos y los sistemas orgánicos el equilibrio no existe, salvo en la muerte. Así pues necesitan de esos estresores como claves para reforzar y mejorar en la superación del agente estresor. Nada hay más satisfactorio y refuerza cuerpo y alma que derrotar a un animal que te ataca, un estrés de alta intensidad y puntual, cualidades deseables para un agente estresante en un entorno vivo y, por ello, desequilibrado.
Una persona, elemento, frágil necesita un entorno un sistema predictivo que se cumpla. Así pues tratará de ubicarse en este tipo de entorno, producido por personas elementos frágiles.
Lamentablemente ese sistema es entonces frágil y por lo tanto muy sensible a errores en la predicción. Y todos sabemos lo fiables que son las predicciones.
El concepto de antifragilidad lo podemos entender dentro del ámbito de los seres vivos como son los sistemas actuales en los que nos movemos, las organizaciones en las que trabajamos incluso lo podemos entender dentro del terreno private.
Aunque un sistema antifrágil puede disponer de elementos frágiles, cualquier tipo de crisis eliminará esos elementos afectados y por el contrario fortalecerá los restantes al hacerlos resistentes a ese tipo de crisis. Ese grado de aleatoriedad produce lo que podemos definir como Evolución” complejos nutricionales aplicable a organismos vivos y, cómo no, esto es lo que ocurre en muchas organizaciones actuales. Esto es, los elementos saben, esperan, necesitan una fuerza que intenta destruirlos y que los destruye. Esa destrucción es la garantía de la permanencia, lo que resta, es más fuerte, eso es antifrágil.
Si cambiamos el concepto de elementos frágiles” por errores, veremos cómo un organismo aceptará de buen grado errores que le permiten evolucionar; es decir, pequeñas correcciones que refuerzan su estructura. Por eso, actualmente en las empresas en las que trabajamos es imprescindible dejar de ocultar los errores”. El error fortalecerá la organización y la hará crecer. En esta misma línea, podemos ver cómo mejora la oferta gastronómica de una ciudad cuando cierra un mal restaurante. La clave en una parábola de Taleb es no dictar el menú ni la forma de cocinar a cada restaurante; dejad que cada uno intente ofrecer lo mejor que esté en sus manos. El sistema conseguirá su propia regulación.
Conclusión: el sistema necesita que haya agentes que emprendan, que se arriesguen, que hagan cosas diferentes que triunfen que fracasen.
Muchas personas han preguntado sobre los mecanismos para la superación de los Cisnes Negros, un concepto complejo que a muchos se escapaba entre las manos. Taleb ha respondido: siendo Antifrágiles”.
El primer paso para la antifragilidad es la reducción de lo desfavorable antes de aumentar lo favorable, esto es, reducir la exposición a Cisnes Negros. Se trata de buscar la asimetría en lo que haya más favorable que desfavorable, la idea es no asumir riesgos donde haya que perder sino asumirlos donde haya que ganar porque así las pérdidas podrán ser limitadas y las ganancias enormes, optimizando la definición de estrategia de haltera. Y, desde luego, antes de hacer algo más eficiente modificar en busca de mejoras, hay que buscar hacerlo antifrágil.
El caballo de batalla es para Taleb el funcionamiento del sistema, que es, por definición y voluntad, frágil. Y lo es porque se basa en sistemas predictivos que siempre parten de la premisa de analizar el pasado y proyectarlo hacia el futuro, obviando aquello que no se desea que aparezca.
Esas limitaciones son la base misma de la debilidad ya que las predicciones y análisis son siempre unívocos y unidireccionales, y por supuesto, los gestores y creadores de opinión (y maestros, investigadores…) se juegan nada en sus predicciones y análisis. Lo mismo ocurre en las empresas en las que trabajamos que siguen el mismo funcionamiento que los sistemas políticos en los que vivimos.
La homogeneidad es absoluta, y por definición lo homogéneo es frágil ante algo que pueda causar daño ya que no dispone de ninguna herramienta interna estructura que por diferente pueda sobrevivir.
Y seguimos tratando de estandarizar todo lo que nos rodea porque generamos un falso management en el que nos sentimos seguros y ¡nada más lejos de la realidad!.
La crítica, inmediata. ¿Acaso no se debe aspirar a conocer, a controlar? Y la respuesta sencilla: se puede montar en bicicleta sin teoría. Basta con aplicar el conocimiento adquirido de primera mano al caerse. Y para aprender a montar en bicicleta, es imprescindible rasparse las rodillas y los codos. No puede, ni debe, evitarse. Mientras no queramos rasparnos las rodillas seguiremos en peligro.
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Precisamente es el autor, Taleb, quien establece la diferencia entre Resiliencia y Antifragilidad. Creo que parte de razón tiene, ya que, cuando se habla de resiliencia, siempre suelen referirse a la capacidad de recuperación ante el impacto de un agente externo. Y esa recuperación es con respecto al punto de partida.
Lo cierto es que, de hecho, la definición 1 del RAE habla de adaptación”, mientras que Taleb y los teóricos de la resiliencia emplean la 2ª.
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