El ser humano, una vez pasado el tiempo de maduración neuronal en el que el cerebro tiene más plasticidad y es más fácil incorporar actitudes y conocimientos nuevos, tiende a acomodarse en una zona de confort” de la que será muy difícil salir.
Los acontecimientos y las personas irán cambiando a lo largo de su vida pero resultará que siempre irá repitiendo los mismos patrones en distintos escenarios.
En lo que respecta a la dependencia afectiva, irán desfilando diferentes personas cumpliendo los mismos roles.
La buena noticia que debe saber quien inicia una terapia es que ese dolor conocido” ya ha resultado ser insoportable. Entonces y solo entonces la persona se arriesga a salir de sus límites para experimentar no sabe aún qué pero expandir esa zona de sufrimiento cómoda”.
El terapeuta, será esa mano que estire con firmeza y con todo el amor que sea capaz de transmitir, al valiente que asuma que para llegar a un estado más elevado de conciencia hay que pasar por momentos bastante incómodos que van a suponer un cambio en su vida. Momentos de confusión y duda en que esa inercia a retroceder a dentro del circulo conocido va a ser muy poderosa.
Ese desespero por buscar algo nuevo que no se sabe qué es y que en el fondo aterroriza a la mente comodona, es el impulsor del cambio.
Van a ir apareciendo otro tipo de parejas, de amigos, de amantes. El entorno va a cambiar, la familia puede que no entienda…… En ese intervalo se puede llegar a sentir mucha soledad antes no se reestructura interior y exterior de una forma más sana. Si no se desfallece la oportunidad de degustar un abanico infinito de posibilidades estará al alcance de la persona.
Maribel Bienvenido.
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