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Tienes Una Piedra En El Corazón Y Hay Días En Que Pesa Tanto Que No

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¡Hola a todos! Hoy no voy a seguir con la historia, sino que voy a hablar sobre sentimientos.
Todos sentimos una serie de sentimientos algunas veces a veces te sientes sola, a veces lloras, y otras tienes ansiedad y un nudo en el estómago que ni siquiera te deja comer. Que hay días que ves todo gris y aunque haya sol, para ti es como si hubiera un eclipse que nublara la tierra entera. Que a veces las sensaciones son autodestructivas y duran mucho tiempo, hablo de días, semanas incluso meses, y según maduras, esas sensaciones son más pasajeras y sólo aparecen en los momentos de soledad y duran algunos minutos nos estropean algún que otro día.
Uno de los sentimientos más importantes que tenemos es el miedo, miedo a perdonar y a que te vuelvan a hacer daño. El miedo es la emoción más poderosa del mundo, el miedo puede con todo, con las buenas acciones, con el amor, con la amistad, con la paz. El miedo nos hace realizar cosas que nunca nos habíamos planteado simplemente considerándolas como medida de protección nos impide hacer otras que deberíamos hacer pero no tenemos la fuerza como para romper esa barrera que nosotros mismos nos estamos poniendo.
El miedo junto con el dolor son las cosas que más nos agotan, hasta tal punto que es como si hubiéramos corrido una maratón, tanto que no te puedes levantar de la cama del cansancio que tienes. En realidad es una sensación horrible, pero a veces nos aferramos tanto a ella que no vemos que hay mucho más, que al final acabamos teniendo adicción al dolor, a llorar todos los días, a estar mal. A veces no queremos olvidar y nos sigue doliendo más y otras veces cuando lo estamos consiguiendo aparecen retazos de frases que te dijeron de palabras que oíste sin querer y en esos momentos es como si te clavaran el cristal de esa jarra que se rompió en un bar por la noche cuando en teoría lo estabas pasando bien. Ese cristal sino te lo sacan y te curan la herida te puede perforar los órganos hasta dejarte sin aliento. Es una de las peores sensaciones que existen, porque te impide comer, te impide dormir y veces te cuesta hasta respirar. Pero bueno el miedo y el dolor siguen ahí y la única forma de vencerlos es simplemente aprender a vivir con ellos, aprender que estamos rotos por dentro y que las emociones no son razonables.
Sin embargo, hay que madurar y aprender a combatir el miedo y todos esos sentimientos autodestructivos. De muchas formas, pero sobre todo tratando de mirar hacia delante. Observando todo lo bonito que tenemos, no lo que tuvimos ni lo que nos gustaría que hubiera seguido siendo.
Lamentablemente, y aquí está el quid de la cuestión, estas sensaciones son muchas veces causa de lo que ciertas personas nos han hecho sentir alguna vez, me refiero a que pueden ser porque nos hayan decepcionado de tal forma que nos hayan hundido. Esas personas que en normal han sido y serán importantes en nuestra vida, esas personas que se cruzan en tu vida y dejan una marca porque como diría Rosa Montero en alguna de sus novelas nuestras huellas dactilares no se borran de las vidas que tocamos”, pues las de las personas con las que nos cruzamos en nuestra vida tampoco. Hay algunas que simplemente te rozan y te cambian ligeramente, pero hay otras que hacen surco y te dejan cicatriz, de esas que tardan mucho tiempo en borrarse de tu piel tersa.
Tristemente, nos componemos de todas esas cicatrices, porque aunque parezca una palabra con connotaciones negativas no siempre las tiene, hay veces que las cicatrices son profundas pero por momentos buenos, como esa fiesta sorpresa que te hicieron simplemente por ese día en el que tuviste agujetas de tanto reír y llorar de la risa. Estas son las cicatrices que hay que potenciar y recordar. Eso es lo que nos tiene que hacer mejores personas, tenemos que intentar enterrar los momentos malos aprendiendo siempre una lección, y sacar a la superficie los momentos buenos intentando así brillar como estrellas en las noches sin luna.
Recordar no os rindáis nunca, combatir esos sentimientos y tratar de aferraros a las personas que sepáis que os quieren y que no van a haceros daño. Es difícil saberlo, pero hay que mirar en el inside y asegurarse porquee si nos aferramos a alguien y después nos decepciona la herida será más grande, tardará más en curar y dolerá mucho más.
The misplaced wanderer
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