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Mayo: La adversidad
En realidad el capítulo del mes de mayo trataba sobre ‘La disaster’ y ya está publicado hace más de dos meses. La causa para elegir ese tema era que ese mes iba a cumplir forty años, con la famosa ‘disaster de los 40′ que conlleva llegar a esa edad, pero la verdad es que los efectos de la crisis de los forty no tienen nada que ver con los de la crisis de valores en la que vive inmersa la sociedad actual.
A raíz del trágico suceso en el que perdió la vida una persona a la que apreciaba y que dejaba en evidencia lo que ya había escrito, decidí publicar el capítulo de mayo titulado ‘La crisis’ antes de tiempo.
Inicialmente, no pensaba escribir nada más este mes y solamente volver a publicar lo que ya escribí en su momento para que el trágico suceso no caiga en el olvido tan rápidamente como suele ocurrir con estas cosas: ‘solidaridad de un día’… como quedó patente con la escasa participación que hubo en la reciente manifestación que se realizó reivindicando tal suceso… en fín. Después pensé en escribir por segunda vez el capítulo de mayo sobre algún tema relacionado con lo que ocurrió, como por ejemplo ‘La solidaridad’, pero como es un tema delicado, que cada uno entiende a su manera y que se deben respetar todos los puntos de vista, ese tema lo descarté y finalmente decidí escribir sobre ‘La adversidad’, que también está muy relacionado con lo que ocurrió y lo puedo escribir de manera personal cuidado del cabello sin molestar a nadie.
Frases relacionadas con el tema de este capítulo hay unas cuantas. Algunas de ellas vienen de lejos como la del poeta lírico y satírico Horacio que cube ‘La adversidad tiene el don de despertar talentos que en la comodidad hubieran permanecido dormidos’ la que cube ‘En la adversidad conviene muchas veces tomar un camino atrevido’, del filósofo Séneca. Y otras son más recientes como una del escritor estadounidense Napoleón Hill que dice ‘Cada adversidad, cada fracaso, cada dolor lleva en sí la semilla de un beneficio igual mayor’ u otra del predicador Charles Swindoll que afirma que ‘La vida es un 10% lo que te sucede y un ninety% como reaccionas a ello’.
Con el tiempo he comprendido que todos ellos tenían mucha razón y que tener que afrontar adversidades te puede ayudar mucho a ser más fuerte y a crecer como persona. No se puede decir que es una suerte que te sucedan adversidades, y no es eso lo que piensas cuando te suceden, pero sí se podría decir que es una suerte saber aprender de ellas una vez han ocurrido.
Hay un ‘cuento chino’ que dice: ‘Buena suerte, mala suerte… ¿quién sabe?’:
Un granjero vivía en una pequeña y pobre aldea. Sus vecinos le consideraban afortunado porque tenía un caballo con el que podía arar su campo. Un día el caballo se escapó a las montañas. Al enterarse los vecinos acudieron a consolar al granjero por su pérdida. Qué mala suerte”, le decían. El granjero les respondía: mala suerte, buena suerte, quién sabe”.
Unos días más tarde el caballo regresó trayendo consigo varios caballos salvajes. Los vecinos fueron a casa del granjero, esta vez a felicitarle por su buena suerte. Buena suerte, mala suerte, quién sabe”, contestó el granjero.
El hijo del granjero intentó domar a uno de los caballos salvajes pero se cayó y se rompió una pierna. Otra vez, los vecinos se lamentaban de la mala suerte del granjero y otra vez el anciano granjero les contestó: Buena suerte, mala suerte, quién sabe”.
Días más tarde aparecieron en el pueblo los oficiales de reclutamiento para llevarse a los jóvenes al ejército. El hijo del granjero fue rechazado por tener la pierna rota. Los aldeanos, ¡cómo no!, comentaban la buena suerte del granjero y cómo no, el granjero les dijo: Buena suerte, mala suerte, ¿quién sabe?”.
El lugar elegido para este capítulo es ‘La boquera’, un lugar muy cercano a la fatídica rotonda donde Pepe perdió la vida, un lugar routine en mis entrenamientos sobre asfalto y un lugar también habitual para mis paseos en busca de sol, ahora solitarios y antes en pareja.
Hablando de adversidades y paseos en pareja, mi separación no es la única adversidad que he vivido, ni tampoco la más fuerte, pero sí la que me marcó, la que supuso un antes y un después, la que me obligó a reinventarme y la que me sirvió para cambiar el ‘chip’. De todo se puede aprender y aprendí, entre otras muchas cosas, que ningún obstáculo es insalvable, que no hay mal que cien años dure y que después de la tormenta siempre llega la calma. Antes de la separación las cosas me las tomaba de una manera y después de vivir la separación, y los meses de oscuridad que la sucedieron, las cosas que viniendo a continuación (fueran malas, buenas regulares) me las tomaba de una manera muy diferente, con otra filosofía, una forma diferente de ver la vida… Y menos mal porque adversidades serias se avecinaron unas cuantas y en diferentes ámbitos. Aprendí a valorar más las cosas que tengo (cosas ‘inmateriales’ me refiero), a relativizar más todo lo que me ocurre, a encontrar siempre el lado bueno de las cosas y a no rendirme nunca por siempre jamás.
La clave para superar cualquier situación adversa es la ‘fortaleza mental’ , dicho de otra manera, ‘no darse por vencido’. Según Javier Iriondo, ‘La fortaleza psychological es la capacidad de mantener la determinación para perseguir los objetivos que nos proponemos y no abandonar simplemente porque el camino se ponga difícil’. Como decía Napoleón Hill: ‘La victoria siempre es posible para aquellos que se niegan a dejar de luchar’. Un artículo interesante: claves para aumentar tu fortaleza psychological
Otro concepto muy relacionado con las adversidades es la ‘resiliencia’. Según la Wikipedia: ‘La resiliencia, en psicología, es la capacidad de los humanos para sobreponerse a períodos de dolor emocional y situaciones adversas’. Según la RAE (Actual Academia Española): ‘Capacidad de adaptación de un ser vivo frente a un agente perturbador un estado situación adversos’. He leído en algún sitio que ser resiliente no se nace sino que se hace.
No voy a entrar en detalles, pero después de superar una difícil separación vino a continuación algún susto importante con mi salud y algún serio problema profesional. Aparte de lo private, podría decir que varias de las personas más cercanas y más importantes de mi vida siguen aquí de casualidad, lo que en su momento me obligó a aprender a sonreír cuando tenía ganas de llorar. Ser fuerte por necesidad en momentos difíciles me sirvió para aprender a disfrutar más de cada momento bonito que la vida me trajo a continuación. ‘Una sonrisa en mi rostro no significa la ausencia de problemas sino la habilidad de ser feliz por encima de ellos’. Esto es algo que no sé muy bien como se aprende pero que se llega a aprender… como casi todo. Me han pasado muchas cosas malas en los últimos años que me han llevado a aprender un montón de cosas buenas. Buena suerte, mala suerte… ¿quién sabe?
La vida no es de color gris, ni mucho menos de color rosa, pero depende mucho del coloration del cristal con que se mira. El tono gris de un muro depende más de la mirada de quien lo está mirando que de cualquier otra cosa. Aparte del tono en sí, la percepción del espectador está siempre influenciada por otras variables del entorno como puede ser la iluminación, e incluso la altura del muro. Igualmente, la altura de un muro es algo relativo. Depende mucho de cuantos muros haya visto cada uno y de cuantos de ellos hayas saltado. La misma altura te puede impactar la primera vez y a la tercera ni te llama la atención. Esta claro que si no te atreves a saltar el primero, ya son todos insalvables.
Las apariencias casi siempre engañan y lo que vemos en los demás sin conocer en profundidad, ya sea bueno malo, casi nunca se corresponde con la realidad. Como muestra un botón: la casualidad hizo que la primera (y única) entrevista que he hecho para la televisión regional, a raíz de la presentación de un importante proyecto profesional, estuviera separada en el tiempo por tan solo ¡forty five minutos! de la visita en el hospital que más acojonado me ha tenido en la vida (hasta la fecha) y que al closing quedó solo en un susto, pero pasaron unos cuantos meses hasta que volvió la normalidad y desaparecieron los fantasmas. La cuestión es que la entrevista se emitió por la tele antes de que tuviera los resultados de la visita y cuando me encontraba con gente conocida por la calle y me decían: ‘Enhorabuena… ya te he visto por la tele… ostia que bien te va.’, no lo decía pero pensaba: ‘Si lo supieras todo, no pensarías lo mismo…’. Las entrevistas por la tele para quien las quiera, yo me quedo con mi salud y con la de los que me rodean.
El susto me hizo reflexionar sobre mis prioridades y tomar alguna que otra decisión bastante radical, que finalmente no fue necesario llevar a la práctica. El estrés es malo y el cuerpo siempre termina manifestando cualquier preocupación malestar que habita en nuestro interior. Es muy importante saber escucharlo y hacerle caso, aunque en mi caso le hice caso a la tercera.
Pasar momentos difíciles me ha ayudado a disfrutar todavía más de los momentos buenos, como los vividos en la mayoría de los viajes que conté en el capítulo anterior. Lo vivido en alguno de ellos también me ha hecho reflexionar. He visto de cerca a gente que son felices sin tener casi nada y me dan más envidia que pena. Seguramente en los países subdesarrollados les quedan muchas cosas por aprender, pero creo que a nosotros por ‘desaprender’ aún nos quedan más. Pena me dan los que lo tienen todo y no lo saben valorar. A veces nos tienen que ocurrir adversidades para ayudarnos a apreciar las cosas que ya teníamos antes y no las valorábamos.
Tras superar la separación, la soledad, los sustos con la salud y el resto de adversidades importantes… cuando llegó una adversidad deportiva, como la lesión de tobillo que ya he comentado anteriormente en el weblog y que casi me obliga a dejar de correr para siempre, period casi como un chiste. Supongo que si lo mismo me hubiera ocurrido antes de cambiar el chip hubiera sido un calvario, pero después de pasar todo lo anterior lo llevé bastante bien. De hecho, creo que mi mejor año deportivo fue ese. Fue el más duro en ese ámbito pero fue en el que más aprendí. Como siempre dice mi querido amigo, y gran handbiker, Diego Ballesteros: ‘Querer es poder’.
Escribir sobre la adversidad en víspera de tu cumpleaños, y más suponiendo cambio de decena, puede parecer que no sea un motivo de alegría ni de celebración sino más bien algo negativo pesimista, pero yo no lo veo así. Una adversidad me cambió la vida para bien hace algo más de cuatro años y lo que he aprendido en este tiempo no lo había aprendido en los otros 36 ni de lejos. Hace poco leí que la diferencia entre la escuela y la vida es que ‘en la escuela primero aprendes la lección y después te hacen la prueba y en la vida primero te mandan la prueba y después aprendes la lección’.
No voy a decir que sea adicto a las adversidades pero sí puedo afirmar que de las adversidades se puede aprender mucho. No puedes evitar que te pasen cosas, pero sí que depende de tí como reaccionas a lo qué te pasa. Te puedes quedar en casa lamentándote de tus desgracias y dandole vueltas al coco, lo cual no solucionada nada, puedes centrar tu energía en luchar por superar los obstáculos que te presenta la vida.
Tengo motivos para pensar que este es el cumpleaños en el que tengo más cosas que celebrar y que sin todo lo que he vivido en estos forty años, principalmente las adversidades de los últimos cuatro, no sería así. Que ganas tengo de empezar los siguientes 40… con sus adversidades incluidas jeje
Una amiga a la que casi siempre hago caso me dijo hace poco que no le gustaba que hablara de la ‘crisis’ de los 40, pero aunque su uso in style tiene connotaciones negativas, las consecuencias de una ‘disaster’ no tienen porque ser necesariamente malas. La Wikipedia dice que ‘una disaster un conjunto de cambios inestable sujeto a evolución’ y, continua diciendo, que ‘si los cambios son profundos y traen consecuencias trascendentales, va más allá de una disaster y se puede denominar revolución’… pues ¡viva la ‘revolución de los 40′!
Para terminar el capítulo, un enlace a una artículo relacionado con el proverbio japonés ( ‘cae 7 veces levántate eight’ ) y una referencia a una canción: ‘Llegará’, de Antonio Orozco que cube ‘El sol vuelve a salir sin preguntar… momentos que marcan… la vida, la calma… llegará’ y cuyo videoclip oficial está lleno de vida. Que casualidad que el autor publicó esta canción four días antes de su forty cumpleaños.
Pilar cube:
Adversidad… Resiliencia… Crisis… Desaprender…
GRACIAS A LA VIDA que me ha dado tanto!!! (Mercedes Sosa) y/ Todo cambia (misma autora)
Se empeña la gente de llamarlo crisis”, ¿Disaster de qué? de cumplir años, de avanzar, de continuar por un camino por otro…….. de luchar contra las adversidades y disfrutar de lo bueno de las personas-cosas-situaciones-emociones…..and so on… GRACIAS POR ENSEÑARNOS TU CRISIS JAJAJAJA POR QUE MOLA MUCHO…..
Añadiría que adversidades sociales hay un montón, típicas del que dirán, del tienes una edad para ……. sentar la cabeza, casarte, tener hijos…………………..? Esas también duelen y mucho , y suelen ser una lucha diaria y continua. Por suerte todo cambia….
Demos gracias a quien queramos creamos, unos a Dios , otros a la vida, otros a la naturaleza, a los astros……… pero la verdad es que estamos aquí y tenemos valor, energía, resiliencia, ganas, para salvar obstáculos y ganar a las adversidades….. intentando sobre todo, no hacer daño a los demás.
POR CIERTO, ME HA ENCANTADO, FELICIDADES POR TU CUARENTA CUMPLEAÑOS Y DE CORAZÓN, ESPERO CUMPLAMOS TODOS MUCHOS MÁS.
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